Hoy me encontré con mi pasado. Él iba caminando, y sus pasos despertaban aromas idénticos a los de mi infancia. En sus ojos brillaban tantas estrellas como las que brillan ahora en los míos. Pero mis estrellas están aún lejos, y las que él tenía, yo ya las había vestido de realidad.
Entre segundos el viento sopló de súbito, y arrancó palabras de no sé qué bosque de memorias:
-¿Cambiarías algo? –me dijo con voz inocente- ¿algo de lo que fuiste?.
Sonreí apenas, mientras el sol pestañeaba en la tierra seca y los pájaros repetían sus últimas palabras.
-Si cambiara tu rostro –le dije- no te hubiera conocido. Si mutara tus estrellas, no me hubieras encontrado. No cambiaría nada pues mis logros y caídas forman el ser que soy.
Y enseguida, como despertando de un loco sueño, desdeñé la mañana. Pisé indiferente las briznas de recuerdos, aquellos que me habían emergido por un instante de los brazos de hiedra.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola, Fer... estaba leyendo este texto, y con esa ternura y esa nostalgia que tiene, me hizo recordar al "Principito"... Me encantó... Qué bueno que la literatura nos siga uniendo en esta vida... Un abrazo... Ev.
ResponderEliminarMuy linda y profunda tu poesía. Muy lindo y acertado el nombre del blog.
ResponderEliminar¡Y gracias por los comentarios que dejaste en el mío!
Muy bueno!!!
ResponderEliminarCoincido con la esencia del escrito : · Los logros y las caídas nos amasan....Nos convierten en en lo que somos.